Aún recuerdo el momento cuando te conocÃ.
Tus ojos de inocencia, tu voz marcada de emoción, el suave frió de tus manos al rozar mi cara, al sujetar mi mano.
Al cerrar mis ojos aun te recuerdo. Frajil como una hoja otoñal y sutil como un fino acorde.
Emocionada por la idea de mirarnos a os ojos y sentir esa emoción del primer amor.
Yo aun sigo aquÃ. Por lo que veo soy el único que no cambio. Aun guardo tus besos que me prometiste, las canciones que me diste y los dulces versos que me escribiste (…) Pero ya no es asÃ. ¿verdad?
Ya el tiempo paso, las promesas se marcharon con tu mirar de inocencia y no quedo nada mas que ese sutil y suave lamento de mi alma que añora volver atrás. A esos dÃas cálidos donde el sol siempre mostraba lo mejor de ambos mundos. Lo mejor de ti, lo mejor de mi.
Cuanto mas crezco mas siento este vació. Cuando mas escribo mas siento que no existió. Dime tu, mi luz (…)
¿Cuál es la cura para un corazón enamorado?
¿Qué es lo que puedo ofrecer alguien como yo (…)?
Que solo te ve en sus sueños de niños, que simplemente se limita a observar, a pintar esas viejas sonrisas marcadas por un recuerdo de un ayer que ya no esta.
¿Qué debo hacer?
Para no pensar mas en ti (…) Si tu presencia me hace sentir como un niño enamorado otra vez. Uno que vio el mundo crecer y no concibe que crecer es dejar de creer en esas cosas que el mundo fue olvidando lentamente mientras aun las añoraba.
Pero (…)
Dime tu (…)
Mi luz inalcanzable (…)
Cual será ese dÃa que mis recuerdos me permitan seguir y querer otras cosas.
Ahora que ya no eres la persona que solÃa conocer, leo tus promesas que ya no complicas.
Mis palabras se vuelve menos intensa, mi voz se pierde en tu mirada, y el canto de mi alma no cesa, esperando que toque tu corazón, el corazón de aquella chica que conocà ese dÃa. A esa chica que no deje de amar y que aun guarda lugar en mi pequeño corazón.
Aun guardo tus besos prometidos aun conservo las canciones que cantabas y esos te quiero que me diste.
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